La cueva del artesano, de los indios o de un prófugo.

 




A lo largo ya ancho de la geografía uribantina, lugares inimaginables, escondidos y resguardados celosamente por la naturaleza; pero que aun así, tienen historias muy interesante.

Todo comenzó desde muy temprano, cuando la energía y alegría por descubrir un nuevo lugar, invadía nuestro cuerpo, a pesar  de que el día indicaba que en cualquier momento nos podría llover; además de esto, se unió la felicidad de nuestros pequeños acompañantes, los chicos de hapkido “Los guerreros de la montaña”. Y vaya que guerreros, pues el lugar desconocido para ellos, fue algo muy corto y no tan fuerte, como muchas veces lo vemos los adultos. Quizá el hecho de saber que conocerían una cueva, les sacaba esa sonrisa pícara, además de las mil y un preguntas y teorías de ese lugar.

Pequeña cueva muy cerca de las Lomas de san Ignacio.

Muy cerca de las lomas de san Ignacio, cubierta de matorrales y el caudal de una quebrada de agua clara, una inmensa roca con una concavidad sobresaliente, una pequeña y llamativa cueva. No tan profunda, ni de gran altura, allí en la soledad reinante del lugar, inmediatamente el eco de los emocionantes gritos de los niños, y uno que otro grito nuestro, invadió todo el lugar. Fotos y un momento para detallar dicha cueva, y formular varias teorías sobre el porqué está ahí.

Chicos de la escuela de hapkido "Los guerreros de la montaña"

Quizá las tribus indígenas que merodearon estas tierras  siglos atrás, y la cueva es el recuerdo de su existencia, o de un prófugo que huía de su cruel destino, o mejor aún, un talentoso artesano, que convierto ese pequeño lugar en su taller, para fabricar objetos con los cachos de algún animal, para posteriormente venderlos en el centro poblado.

Quizá  alguna de estas teorías sea el origen de esa pequeña cueva; aunque, no podemos afirmar con certeza su umbral, lo cierto es que ese pequeño e intrigante lugar hizo que los chicos de hapkido y los senderistas de eco walker, disfrutaran un grato momento en ese nuevo lugar.



Más adelante, nos arropo la neblina un momento, mientras caminamos a la capilla de santa Lucía, allí los chicos nos regalaron una demostración de su disciplina, el hapkido, deporte que practican con disciplina para la defensa personal y generar confianza en sí mismo, un breve descanso para luego emprender el regreso a Pregonero.

 

Demostración de hapkido 

Cerro el Bolon


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