Se le
conoce también como apero de labranza, y es la herramienta más usada en la
agricultura, para preparar el suelo, antes de sembrar. Se considera que arar es
beneficioso para el suelo, pues mezcla los restos de la anterior cosecha, lo
airea, y aumenta su porosidad.
En las
montañas uribantinas, por las inclinaciones del terreno, el arado se lleva a
cabo de forma artesanal, ayudándose con un par de bueyes.
Los bueyes se encuentran amarrados a la esteva, que es un palo largo que sirve para guiar, y la reja que se encarga de romper el terreno.
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