La Popita.


¡En busca del tesoro!

La Popita un sector ubicado después de El Calvario, con grandes historias y leyendas.
Llegamos hasta la última casa del sector y comenzamos el camino de puras piedras, para ir a la piedra del tesoro, muchos cuando niños escuchamos la historia de esta piedra, incluso fuimos al lugar en las divertidas caminatas organizadas por la escuela.
Al iniciar el camino a la piedra la primera historia que encontramos es sobre esta casa.

"La casa donde espantan" 

Años atrás el dueño de esta casa era un Señor curandero que solía "secretear"... este señor falleció; con el tiempo en esta casa, han vivido diferentes familias, las cuales aseguran que se oyen, ven y sienten cosas paranormales. Incluso algunos auguran, que es el señor que aún sigue rondando en su hogar, protegiendo algo que escondió ahí.




Bajando por el camino, al lado derecho encontramos

 

La Huella del Diablo.














Según la tradición oral de los habitantes del Sector El Calvario, cuentan que una vez apareció El Diablo en este Camino Real, parándose sobre esta piedra y dejando marcada sus huellas (solo logramos apreciar una huella). También nos comentaron que al otro lado del camino, frente a esta piedra, existe otra roca plana de gran tamaño donde El Diablo suele dormir, para así asustar a quienes transita este camino durante la noche.
                                                                                                              
Llegamos a...

La Piedra del Tesoro

Pregonero fue fundado en dos ocasiones, la primera vez en el sector La Poncha en la Aldea Plan de Rubio y la segunda donde está ubicado actualmente por Francisco de Borja y Mora en el siglo XVIII. 
En la primera fundación el pequeño caserío estaba habitado por españoles y por los indígenas de la zona (indios Uribantes); estos últimos eran adoctrinados en la religión católica por parte de unos misioneros.

Debido al trato que le daban los españoles, cierto día los indígenas se sublevaron y se alzaron en armas, produciendo un motín que acabo con todos los españoles del caserío.

El misionero Fray Jerónimo viendo que los indígenas podían cometer un sacrilegio con los vasos sagrados, fue a la iglesia recogió el copón, la custodia y el cáliz, los metió en un saco de lienzo y se escondió  en la copa de un corpulento árbol del patio. Esperó que se hiciera de noche y desde su altura vigiló los movimientos de los aborígenes. Vio cómo se reunían en la plaza alrededor de una hoguera. Cantaban, bebían chicha y danzaban.
Fray Jerónimo esperó a que los invadiera el cansancio y la bebida surtiera su efecto para bajar, y así huyo monte adentro escapando hacia el camino que conducía a La Grita. Al llegar al sector que hoy día se conoce como La Popita encontró una roca inmensa con un hoyo donde podía ocultar los vasos sagrados protegiéndoles de los enardecidos aborígenes. Luego corrió la piedra y el dejo en forma vertical. Se hizo la señal de la cruz y cuando iba a retomar el sendero, fue alcanzado por una flecha. No se había dado cuenta que un gran grupo de indios lo había seguido. Cayo al pie de la piedra y su sangre la salpico. Aún pueden apreciarse las manchas.

Manchas que aun se conservan

La historia dice que allí, bajo esa roca yacen los copones sagrados, y que quienes intentan extraerlos, ven su vida amenazada porque la inmensa roca tambalea amenazando con aplastarlos, es esta piedra  el custodio y protector de los vasos sagrados.

Se tomó como costumbre que quienes transitan por este lugar lleven tres rocas, y al llegar a la piedra del tesoro lancen debajo de ella las tres piedras pidiendo con cada una un deseo.

Ruta 56


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