Por El Rincón

La aldea El Rincón, después de cruzar el bravío Uribante a través del puente colgante cuyas tablas se encuentran picadas, incompletas y repletas de orificios con el pasar de los días, las condiciones climáticas y el poco mantenimiento que se le brinda, durante el paso se tambalea, sientes estar en un trampolín y saltar tan alto, sobre todo cuando una moto pasa el puente. Después de allí el camino de tierra árida, rodeados de montañas, el eco del rio, la sombra de los pinos, eucaliptos y otras especies de arboles, las tentativas naranjas cargan los arboles hasta caer por su cuenta a la carretera. Casas bastante distantes, el arduo trabajo es constante en cada casa y se nota al pasar por cada lugar, los patios grandes de algunas casas cubiertos de café, maíz o el bagazo de la caña, pues estas tienen un trapiche dentro o alrededor de ellas. Las gallinas con sus pollos, pizcos sueltos, las vacas mastican lentamente el pasto y los puercos cubren cada parte de su cuerpo de barro, los perros en manada ladran a nuestro paso por la aldea. En la casa de Rosa Ortega fuimos recibidos, un mensaje de agradecimiento por la Lcda. Carmen Pérez, una taza de miel que paso en circulo quedando casi vacía, y nuestros rostros y ropa con algunos restos de miel, entonamos el cumpleaños a las agasajadas del día, risas, cuentos e historia.  

En el Rincón son devotos a San Antonio, quien reposa en una pequeña capilla de teja y paredes de barro. Mientras disfrutábamos del clima y paisajes en el trayecto para llegar a la finca la Morita, la señora Socorro y su hijo Yosmel preparaban su casa para cobijarnos un rato allí, desde temprano el fogón comenzó a arden para calentar el café, que luego al llegar a los pies de esta finca nos fue servido en tazas de peltre; además, agua de panela para refrescar la garganta. 

Finca La Morita


En la finca, el aire fresco tocaba nuestros rostros, mientras las bolas de billar chocan a otras hasta sepultarse en el orificio de la mesa; por otro lado, el domino sonaba en la mesa listo para una partida; luego un brindis por nuestros logros como grupo, con una deliciosa mistela de limón preparada por la señora Socorro. Una mesa redonda de ideas, cuentos, experiencias, palabras de los nuevos integrantes y muchas risas, mientras las manos de la señora Socorro cortaba, arreglaba, colocaba leña en la estufa, para luego colocar el alimento a cocinarse en ella. El silencio reino un momento, pues eso es casi imposible en nosotros, a sentarse en la mesa pues era hora de servir el almuerzo, un menú típico de la región, los cambures de primeros pues estos no pueden faltar como buenos chacaros, la sopa de arveja llego, luego de una oración, se dio paso al plato fuerte; finalmente, un postre sello tan exquisito banquete. Una charla después del almuerzo, explorar la Morita en todo su esplendor, pero la despedida llego, era momento de regresar, no sin antes a la virgen Peregrina visitar en compañía de Rigo quien nos hablo de esta capilla y el porque la elección de la virgen Peregrina, pues ella es la que cuida de todos los peregrinos.

 De allí pisar unos cuantos caminos para acortar distancia,  llegamos frente al santuario de la virgen del Carmen de la Cañabrava, y continuamos para volver finalmente a nuestro hogar.


Capilla a María Peregrina, por todos los peregrinos del mundo

Un día en pocas palabras maravilloso, agradecidos con la señora Socorro Mora de Suarez y su hijo Yosmel por recibirnos en este bonito lugar, por hacernos sentir parte de su hogar, por toda la confianza brindada,  por las atenciones para con nosotros, Dios les bendiga siempre y en grande. ¡Muchas Gracias!


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